Mi novia y yo teníamos una relación abierta, lo que significaba que ambos teníamos la libertad de estar con otras personas. Pero a pesar de eso, ella siempre venía a buscarme cuando quería tener sexo.
Una noche, después de haber estado bebiendo juntos, ella comenzó a insinuarse, besándome y tocándome en lugares íntimos. Yo estaba más que dispuesto a complacerla, así que la llevé a mi habitación.
Allí, comencé a besarla y a tocarla, bajando por su cuerpo hasta llegar a su entrepierna. Ella estaba lista para mí, y yo la saboreé como si fuera un delicioso postre.
La lamí y chupé hasta que se corrió en mi boca, gritando de placer. Luego, ella me montó y comenzó a cabalgar sobre mi polla, hasta que ambos llegamos al clímax.
Pero lo que más me gusta de ella es que no tiene nada de tabú, y siempre está dispuesta a explorar y experimentar cosas nuevas. Como aquella vez que me dejó atarla y dominarla, y luego me